sábado, 24 de noviembre de 2007

El liderazgo

“La caja” nos muestra como se puede obtener un gran éxito empresarial a través del desarrollo de una cultura en la que todos los trabajadores deben tratar y considerar a las personas como personas y no como objetos. Esa filosofía consigue que todos los trabajadores respondan en consecuencia, y el liderazgo se aplique a todos los niveles de la organización.

Para obtener dicho triunfo Zagrum, a través de la figura de un líder (Bud, Kate y Lou), instruyen a los empleados a darse cuenta que están autoengañados, es decir, “dentro de la caja”, y a concentrarse en la obtención de resultados que les permitan salir. Una vez tomada conciencia de todo ello, al estar ya fuera de la caja, pudieron identificar y desarrollar un plan específico de acción que redujo al mínimo la autotraición básica.

Una definición amplia de liderazgo nos la da Iñaki Rekalde como la capacidad de influir en un grupo para alcanzar unas metas. El directivo debe marcar las directrices y objetivos, es decir, debe alinear a sus colaboradores hacia la misma visión. De esta manera, influyen a resolver los obstáculos. Para ello, debe contar con las habilidades precisas y suficientes para conseguir el necesario cambio cultural y de comportamiento en sus colaboradores.

Pero no debemos confundirnos, el líder no nace, sino se hace. Esta imagen está plasmada en la obra de manera indirecta, pues la trama consiste en la formación de Tom a esa idea de líder, de líder transformador, que explicaremos más adelante.

El concepto de liderazgo conlleva así mismo distintas habilidades, tales como la creación de equipos, fomentar la comunicación entre los miembros de los mismos, asentar la lealtad como pauta de comportamiento, promover el consenso, otorgar consistencia y credibilidad a los proyectos programados. El nivel de competencia del líder, la confianza en los objetivos a alcanzar, los medios de los que disponga para influenciar en el resto de componentes y la ética en sus actuaciones servirán como directrices a seguir por el resto de colaboradores.

Por ello, un líder en la caja, es muy nocivo y perjudicial para la organización. Afecta en su actitud al trabajo en equipo, la confianza y comunicación, y en resumen, incide a introducirse al resto en la caja. Si el líder permanece en la caja, los trabajadores que le siguen lo hacen por coacción. En cambio, un líder liberado de la autotraición, es mas afable para trabajar, puesto que sabe comportarse, escuchar, rectificar sus errores y asimilar tanto el éxito como el fracaso, tomando siempre las experiencias como la retroalimentación para el mejoramiento.

Según Kotter la eficacia de una empresa debe estar conformada por liderazgo y gerencia. El problema es que la mayoría de las empresas tienen un pobre liderazgo y una excesiva gerencia. Como la organización está formada por personas, y su planteamiento, funcionamiento y el resultado depende de ellas, el directivo debe saber tanto de actividad empresarial como de personas. Y esto es precisamente uno de los temas que abarca este libro, los gerentes tienen amplios conocimientos técnicos y de estrategia pero carecen de las aptitudes para organizar y motivar a personas.

Existen dos tipos de liderazgo: liderazgo transaccional y liderazgo transformador. El liderazgo transaccional, se basa en la obtención de resultados a través de recompensas, es decir, el intercambio de premios por esfuerzos. En cambio, el liderazgo transformacional busca potenciar el desarrollo de sus colaboradores, de sus capacidades, motivaciones y valores, y no sólo su desempeño. Además, este tipo de liderazgo produce el llamado efecto dominó, ya que contagia a la organización. Este es el tipo de liderazgo que promueve The Arbinger Institute en “la caja”.

El liderazgo persigue la obtención del mejor desempeño de sus colaboradores, buscando y consiguiendo a la vez su satisfacción personal. Lo importante no son los intereses personales sino los colectivos para poder llegar al objetivo deseado. El líder transformador considera a cada uno individualmente, lo motiva y estimula a potenciar sus posibilidades y capacidades y es capaz otorgar una visión estimuladora al grupo. Da un sentido que motiva a la acción. El transformador busca valores que permitan una actuación creativa e independiente y autorealizante. Su objetivo es buscar el éxito personal y organizacional mediante la motivación inspiracional. Es decir, gestiona por medio de la unión de inteligencia cognitiva y emocional con otros valores morales y éticos.

En conclusión, este modelo de liderazgo nos muestra que el recurso más importante de la organización son los trabajadores de la misma, pero viendo a estos como personas y no meros instrumentos de obtención de resultados. De esta manera la eficacia y eficiencia de será mejor y más favorable. Un líder entregado a dicha filosofía, además de conseguir los objetivos individuales y grupales, conseguirá el mejor cometido de los empleados y un clima organizacional excelente, haciendo que los trabajadores sientan la empresa como algo suyo.

Arvinger

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